Hoy en día, preguntarse por el sexo interracial es como preguntarse por un teléfono móvil (¿cómo es que no se necesitan cables?). No es de extrañar que las chicas jóvenes, de piel clara, opten por asociarse con tipos negros, salvajes y con pollas grandes. Para una chica rubia, es como una ley: los opuestos se atraen. Aunque el tipo no tiene una polla lo suficientemente larga, pero lo compensa hábilmente con la ternura hacia la chica.
Cuando las chicas ven a un negro, separan sus propias piernas. Así las morenas, cuando ven a un negro, se meten en sus pantalones. Y cuando encuentran un gran perno ahí, no puedes sacárselo de las orejas hasta que lo hayan chupado todo. ¡Perras como esas exprimirán hasta la última gota!